Tras recibir un regalo, el cual es un precioso monopatín, largo llamado longboard en referencia a su hermano gemelo del surf, me he puesto a ello. Lo primero, no me he caído todavía, sigo teniendo dientes, cosa que después de varios sustos por mi inexperiencia y torpeza con el equilibrio, es todo un logro para mí.
Es estable, rápido y cómodo. He buscado una pendiente moderada y llevado a cabo mis primeras impresiones. El resultado, tres horas de disfrute y la planta del pie quemada.
Como todo en la vida requiere su tiempo, pero ya estoy en ello. Sobre todo lo importante es que desde ya mismo, estoy disfrutando de la experiencia del equilibrio sobre una tabla, y puedo surfear por calles y carreteras, en las cuales siempre hay olas.
Es el primer paso hacía el surf ... tal vez algún día decida probarlo, o no, pero es reconfortante la sensación de libertad y de velocidad, en un aparejo tan sencillo como una tabla de madera con cuatro ruedas. Es la primera vez que me subo en un monopatín y tengo que reconocer que me he encontrado muy cómodo.
Una nueva aventura sobre ruedas, aunque parece que lleves ya mucho tiempo surfeando las carreteras, espero que sigas jugando con del asfalto, disfrutando de tus nuevas olas urbanas. TOMJ
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