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Queda inagurada la sesión primaveral, con lo que de ahora en adelante denominaré " Camper-Kayak". Vamos lo que se podría resumir en, dormir en el coche en medio de la nada o del todo (para mi es en el todo, sin duda alguna) y realizar alguna rutilla con el Kayak.
Se puede decir que empezaba a estar oxidado, físicamente, respecto al kayak ya que ni me acuerdo de la última vez que hice ruta; mentalmente, lo cierto es que empezaba a necesitar un revitalizante tan grato y efectivo como la naturaleza, la ausencia de prisas, el silencio, el sonido de la montaña y la compañía de animales mal llamados "salvajes"(ya que conozco a personas mucho más radicales que estos), los cuales me ofrecieron hasta una agradable compañía a la hora de cenar, un zorro, amable y resuelto al que le agradó mi compañía y el pan de algarroba.
Dos días, dos rutas, un lugar hermoso, tranquilo, rodeado de vegetación, de aguas claras, castillos, paisajes de cuento y de cabras hispánicas, peces, garzas y zorros... y el silencio de las montañas y el rio ... que belleza.
Quedo impresionado de la ruta que he descubierto gracias a mi aventurero amigo Pablo, al que agradezco que me prestara un poquito de su Pabloterapia, la cual me ha alimentado estupendamente las ganas de seguir haciendo estas pequeñas cosas y me ha devuelto a la pala.
Todo lo demás queda dicho, sin decir nada en el vídeo. De recuerdo, una abolladura de calado en el coche, de la que me acordaré mucho tiempo, pero lo cierto es que no me arrepiento de estos dos estupendos días en la naturaleza, más elemental, en la que considero mi segunda casa.
Esa montaña se llama La Pared, así es casi todo el recorrido, es una pasada.
